Facilitar la asistencia y los desplazamientos.
Evitar paralelismos con el deporte profesional.
Facilitar la labor del entrenador. Es decir:
• No interferir ni intentar sustituirle.
• No criticarle delante de los niños y de los otros padres
• No provocar situaciones en las que su hijo deba de decidir entre los criterios del entrenador o del padre.
• Evitarle situaciones en las que se encuentre en medio de un problema entre
personas que aprecia.
• Intercambiar opiniones –nunca técnicas- con el entrenador o mejor con el
coordinador, pero en el momento y lugar adecuados.
Aceptar los éxitos y fracasos deportivos de sus hijos, nunca catalogando
una derrota como si fuera un fracaso.
Aceptar los aciertos y los errores como parte del proceso formativo.
Ayudar a que los chicos tomen sus propias decisiones. Facilitar que los niños tomen
decisiones en función de sus objetivos y expectativas deportivas y aconsejados por
quien entiende de verdad y quien de verdad puede facilitarle su progresión deportiva y
futuro...
Propiciar el compromiso y la responsabilidad ante sus decisiones. Interesarse por la actividad deportiva de su hijo de una manera razonable. No es
aconsejable ignorar la práctica deportiva, ni presionar en exceso.
Ser un modelo de comportamiento en entrenamientos y partidos. La imitación es un
mecanismo muy potente de aprendizaje. En muchas ocasiones, la forma en que nos
comportamos, es más eficaz que las explicaciones o las instrucciones.
Respetar a los árbitros, a los rivales y a los compañeros de nuestros hijos.
En definitiva
Fomentar una disposición positiva por entenderse
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