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Veinte años sin Fernando Martín


Este jueves 3 de diciembre se cumplirán dos décadas del fallecimiento de Fernando Martín, jugador de referencia en nuestro país en los años 80 y pionero en la valiente empresa de iniciar la aventura NBA, un hito clave para recordar una época en la que ni existía ni se intuía esa tendencia actual, adquirida por la fuerza de la costumbre, que hace que ya no sorprenda ver a españoles en la NBA Con el cambio de siglo, en EEUU ya no resulta nada exótico ver camisetas con apellidos como Gasol, López, Calderón, Rodríguez o Fernández, que han honrado muchas noches el legado que dejó Martín, el primer jugador europeo en debutar en la NBA sin haber cumplido el ciclo universitario en la NCAA.




Antes de cruzar el océano, Fernando Martín forjó rápidamente su leyenda tras una llegada tardía al deporte de la canasta. Nacido en Madrid en 1962, cursó sus estudios en el Colegio San José del Parque mientras sus padres, Ricardo y Carmen, le inculcaban una temprana afición por la práctica deportiva, una enseñanza que el tercero de sus cuatro hijos agradeció al tiempo que demostraba unas cualidades innatas para el deporte, coronándose en cinco ocasiones campeón de natación de Castilla o alcanzando un alto nivel en otras disciplinas como judo, tenis de mesa o balonmano.



Su bautismo bajo los aros se produjo a los 15 años de la mano de su entrenador en el colegio, Mariano Bartivas, que rápidamente vio el potencial que atesoraba aquel espigado adolescente con físico de atleta y se lo comentó a sus contactos en el Estudiantes. A partir de 1978 la carrera de Martín despega; el club del Ramiro de Maeztu no tarda en ficharlo y debuta en Primera en 1979 a las órdenes de Jesús Codina, formando parte de la plantilla que consiguió un año después el subcampeonato de liga por detrás del Barça junto a jugadores de la talla de Vicente Gil, López Rodríguez, Alfonso del Corral o Slab Jones. El 13 de mayo de ese mismo año, a los 19 años, se enfunda por primera vez la camiseta de la Selección Española Absoluta en Burdeos para sellar una victoria ante Francia (106-109) en la preparación de los de Antonio Díaz-Miguel para el Europeo disputado en Checoslovaquia ese mismo verano.



Meses después, tal y como ha sucedido con otros jugadores a lo largo de los últimos años, el Real Madrid llama con insistencia a la puerta de Fernando y le ficha por 12 millones de pesetas. Con el club de Chamartín el pívot de 2,05m inicia un impresionante ciclo en el que encadena la conquista de una Copa Intercontinental, tres Ligas (1982-83, 1983-84 y 1984-85), una Recopa de Europa (1983-1984) y un Subcampeonato de Europa (1984-1985). Paralelamente a esta cascada de títulos en competiciones de club, Martín consigue ganar dos medallas de plata con la Selección: la primera en el Europeo de Nantes en 1983 y la segunda en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984, con una plantilla memorable plagada de excelentes jugadores como 'Epi', Solozábal, Corbalán, Romay… El segundo puesto olímpico se convertiría en la mayor gesta lograda por el baloncesto español hasta la fecha, otorgando al deporte de la canasta una popularidad nunca antes vista en nuestro país.



A los 23 años, el ‘10’ de la Selección Española y del Real Madrid ya es considerado como uno de los mejores jugadores de Europa y su tremenda ambición le hace plantearse nuevas metas lejos del viejo continente. Tanteado por los New Jersey Nets tras elegirle con el número 14 en la segunda ronda del ‘draft’ de 1985, Martín recibe una invitación para participar en un campus estival con la posibilidad de integrarse en la franquicia neoyorquina, una opción que finalmente no fructifica. Así las cosas, con el sueño de la NBA aparcado, regresa al Real Madrid para ganar cuatro nuevos títulos: dos Ligas y dos Copas del Rey. Pero los cantos de sirena al otro lado del Atlántico no cesan. En verano de 1986, Fernando disputaría el que sería su último partido con la Selección en el Campeonato del Mundo que tuvo lugar en nuestro país. Pocos meses después acepta la propuesta de los Portland Trail Blazers para convertirse en el segundo jugador europeo en jugar en la NBA tras el búlgaro Gerogi Glouchkov, anulando temporalmente la posibilidad de ser internacional con España bajo la normativa FIBA de la época. Su balance con la camiseta nacional es de 72 partidos jugados (50 victorias y 22 derrotas) tras anotar 998 puntos y promediar una media de 13'8 puntos por choque.



El 12 de octubre de 1986 llegan a nuestro país las primeras imágenes de un jugador español en la NBA y Fernando cumple un sueño que hoy en día se repite cada noche, pero que entones era casi una utopía. Sin embargo, pasan los meses y la adaptación del español al juego conservador de Mike Schuler no es satisfactoria. El norteamericano trata de reconvertir su estilo de juego, una combinación letal de garra y técnica a pocos metros del aro, llevándole a posiciones más lejanas, donde el madrileño se muestra incómodo. Además, la vida no es fácil para Fernando en Oregon; a su difícil situación deportiva se suman un duro clima y la añoranza de los suyos en un momento en el que el correo electrónico o las videoconferencias son aún pura ciencia ficción. Finalmente, 25 partidos, 147 minutos, 22 puntos, 28 rebotes y 9 asistencias después, el pívot retorna a las filas del Real Madrid en el verano del 87, satisfecho por haber cumplido su sueño de defender a jugadores como Julius Erving pero desengañado ante la frustración por poder haber hecho más.



De vuelta a España, conquista la Copa Korac en la temporada 87-88 y la Recopa en la 88-89, ampliando su nutrido palmarés, pero un fatídico 3 de diciembre de 1989 llega el mazazo que golpearía brutalmente a la sociedad española, para la que Fernando Martín ya había adquirido la categoría de icono, trascendiendo el ámbito puramente deportivo. De camino al partido que el Real Madrid habría de disputar esa tarde ante el CAI Zaragoza, el potente Lancia Thema Ferrari de 225 CV que conducía derrapó en una desviación de la M-30 y, tras dar varias vueltas de campana y saltar la mediana, impactó frontalmente contra un Opel Kadett. Fernando fallecía prácticamente en el acto a menos de tres meses para cumplir los 28 años, mientras que el conductor del vehículo contra el que chocó resultaba herido de gravedad.



El partido ante el club aragonés se suspendió y el baloncesto español y el europeo, conmocionados por la pérdida, se tiñeron de luto. Las muestras de dolor se sucedieron durante días. En el acto de su sepelio estuvieron presentes representantes de todos los clubs e instituciones, incluidos jugadores con los que había mantenido una rivalidad histórica como Audie Norris, visiblemente afectado. Ningún otro jugador ha vuelto a lucir la camiseta del Real Madrid con el dorsal número 10, y desde entonces se han prodigado los homenajes a su figura tanto por parte de instituciones como la NBA, la Euroliga o el Real Madrid, o jugadores como Rudy Fernández, que quiso recordar a Fernando con un emotivo mate en el concurso que se celebró en el All-Star de Phoenix (Arizona) en 2009, en el que lució una camiseta de los Blazers con el número 10 y el apellido ‘Martín’ serigrafiado en la espalda.



Veinte años después, el recuerdo de Fernando Martín como uno de los jugadores interiores más dominantes del continente aún perdura en la memoria de todos los que alguna vez le vieron atacar el aro con vehemencia, defender con uñas y dientes, o lanzar uno de sus plásticos semiganchos, trazando las líneas maestras que dibujaron el cada vez más transitado camino rumbo a la NBA.

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