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El baloncesto, un problema de Estado

La huelga en la Liga griega trató de acabar con los incidentes en el deporte y lograr una cobertura médica para los jugadores

Lazaros Papadopoulos
FOTO: Angel Rivero (Marca.com)
El baloncesto griego acaba de salir de la mayor crisis de su historia, una huelga de jugadores que ha dejado al descubierto las miserias del deporte de la canasta en Grecia y las abismales diferencias entre los clubes ricos y los pobres. Los jugadores del Panathinaikos y el Olympiacos, rival hoy del Unicaja, no apoyaron a sus compañeros y se han ganado la enemistad del resto. Todo, por defender los derechos de los deportistas para que tengan un seguro para todos los jugadores y que estos puedan romper sus contratos unilateralmente en caso de impago.

Fue el ex jugador del Real Madrid, Lazaros Papadopoulos, presidente de la Unión Griega de Jugadores Profesionales (PSAK) el que alertó a los capitanes y los entrenadores de la A1. «El baloncesto en Grecia está abocado a desaparecer. No hay inversores, no hay público y el campeonato ha perdido interés. La pasada temporada la competición no se pudo acabar por los incidentes del público. Todos tenemos que poner de nuestra parte porque el problema está creciendo. Hay que parar los disturbios en los partidos cueste lo que cueste», dijo. En una decisión sin precedentes, el 14 de octubre los jugadores decidieron ir a la huelga en la primera y la segunda categoría argumentando que el Gobierno griego les había prometido solucionar los problemas de este deporte diez meses antes. La postura era continuar la huelga hasta que el Gobierno solucionase el asunto, y los jugadores esperaban contar con el apoyo de los clubes y la propia Liga. La huelga fue apoyada por las asociaciones de jugadores de España y de la NBA.

Papadopoulos estaba acompañado por Dikoudis y el pívot del Olympiacos Bourousis en la directiva y el tras reunirse con el ministro de Deportes, Giorgos Nikitiadis, obtuvieron el compromiso de una solución al caso a cambio de reanudar la competición, pero los jugadores no se fiaban y decidieron continuar la huelga. Esta decisión provocó que los clubes les retirasen su apoyo y entonces llegó el gran problema. Los jugadores del Panionios, Marousi, Iraklis, PAOK, Aris, Kolossos, AEK, Kavala e Ilisiakos se revelaron y anunciaron su decisión de no jugar. Así, el 23 de octubre el Aris de Salónica recibió al Olympiacos. El rival de hoy del Unicaja se presentó con todos jugadores, incluidos Papaloukas, Spanoulis y Bourousis, mientras que el Aris jugó con Borovniak, P. J. Tucker, Brian Dunston, Piere Pierce y completó la plantilla con chavales del filial. Los aficionados cargaron contra los que antes consideraban sus ídolos y hoy el Unicaja tendrá más seguidores en Grecia que hace solo un año.

El enfrentamiento más duro llegó en el Panathinaikos-PAOK, equipo este último en el que militaba Papadopoulos, que se negó a jugar y se plantó en el centro de la pista. La policía antidisturbios tuvo que intervenir y sacarlos de la parqué junto a otros compañeros. El PAOK jugó con sus extranjeros y algunos jóvenes. Perdió (108-61). Papadopoulos y su 'piquete' también se personaron en la pista en el encuentro entre el Ikaros y el AEK, que decidieron alinear a todos sus profesionales. La huelga había fracasado. Dikoudis, Bourousis y la directiva de la asociación de jugadores dimitió y el baloncesto griego se mostró una vez más incapaz de solucionar sus problemas tanto de disturbios como el de una situación económica insostenible y dando una imagen muy negativa.


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