Un bronce de oro para España

Decía Amaya Valdemoro, cuerpo y alma de esta selección femenina, que el partido contra Estados Unidos era para disfrutar. Consciente de la superioridad americana, la líder del equipo saboreaba el pase a semifinales sin reparar mucho en el partido del sábado y sí en el del domingo. España busca un bronce que tiene valor de oro para el baloncesto femenino. Bielorrusia será el rival (17.30 h,) y MARCA TV testigo de un partido con ribetes históricos.
Se trata de llegar a donde nunca se ha hecho, a cotas nunca pisadas para una selección lastrada históricamente por sus limitaciones físicas. España es -era- un país de bajitos y de muy bajitas, un detalle a tener en cuenta para jugar entre las dos canastas.
El componente atlético del basket siempre fue un hándicap para el baloncesto femenino. Era imposible dar el estirón por nuestra propia genética. Ha ocurrido en este Mundial, de la mano de una generación irrepetible que comanda Amaya.
Es la quinta participación en un Mundial. Antes del año 1994, el baloncesto femenino veía los campeonatos por la tele. Soñaba con codearse con rusas y americanas, grandes dominadoras de la disciplina.
Desde la edición del torneo en Australia, España ha sumado cuatro presencias. Nunca ha faltado, pero siempre se había quedado en cuartos de final. Fue octava en su estreno, quinta en Alemania 1998, repitió posición en China 2002 y en Brasil 2006 acabó octava. Conseguir hoy una medalla será oro bañado en bronce.
Hambre en el rival
Algo parecido le sucede a su rival, Bielorrusia. Nadie contaba a estas alturas del torneo con la selección de Buyalsky, que se coló entre las cuatro mejores con una lección de baloncesto ante un gran rival, Rusia (70-53), precisamente uno de los dos equipos que ha podido con España.
Para Bielorrusia también puede ser un día histórico porque nunca ha conseguido medalla en un Mundial. "Será difícil porque son una selección muy parecida a Rusia en lo físico, aunque sin tanto talento", resume Amaya.
ribetes históricos.