- Master en Psicología Clínica y Salud de Isep, centro vinculado a la Universidad de Vic.
- Formación en Psicología deportiva y coaching deportivo por la Uned y la Universidad La Florida de Valencia.
CASTIGADO! ESTA SEMANA NI ENTRENAS, NI HAY PARTIDO, ASÍ APRENDERÁS….
Todos conocemos esta frase pero, ¿sirve de algo? Sabemos la gran lista de beneficios físicos que tiene el deporte:
- fortalece los músculos y huesos.
- previene la obesidad.
- previene el riesgo de enfermedades tales como la diabetes.
- puede corregir posibles defectos físicos.
- ayuda a coordinar movimientos.
- estimula la higiene y la salud.
- duermen mejor…
Pero, ¿y cómo herramienta educativa y psicológica? El cerebro de un niño/a deportista es más activo, la atención y la concentración toman protagonismo,
escuchan, asimilan, actúan según directrices de sus entrenadores y a la
vez se centran en movimientos sin perder de vista a sus compañeros. Es
su día a día en el entrenamiento.
Su práctica fomenta el ser perseverante, tolerar el error propio y el de los compañeros y aprender de ellos como parte del proceso de aprendizaje. Los niños se sienten de este modo protagonistas activos de su aprendizaje repercutiendo de una manera valiosísima en su autoconfianza, autoconcepto y autoestima, compañeros de viaje a lo largo de todas sus vidas.
Cada día que privas a tu hijo/a de la práctica deportiva impides
su desarrollo físico, mental y de su larga lista de beneficios. Desde
pequeños la clave es establecer los límites con firmeza y alternativas
educativas ingeniosas para que el castigo sea la excepción y no la regla. En muchos casos, el castigo extingue la conducta de manera puntual,pero la raíz del problema no se soluciona y muchos niños/as siguen “haciéndola” cuando pueden o cuando creen que no les ven.
El castigo de moda: “Te dejo sin…” Está demostrando que no es efectivo y de allí conocidas expresiones: “le da igual que le deje sin…” Porque para que sea castigo educativo tiene que suponerle un esfuerzo, algo que le ayuda a autocontrolarse. Si le castigas sin ir a entrenar no
sólo no hace el esfuerzo que tenía que hacer para desplazarse, sino que
además deja de hacer lo que estaba haciendo, no cumple con el
compromiso que tiene con sus compañeros etc… Es decir, estás fomentando la no responsabilidad. Reflexión: pautas claras y dialogo en el momento adecuadopara transmitir las normas es la clave para un nuevo comienzo.
Aprenden a socializarse con
nuevos compañeros, a ganar y compartir triunfos, a perder y saber
tolerar la frustración, a experimentar emociones, a controlar la
impulsividad en unos casos y vencer la timidez en otros, a reducir la
ansiedad; a respetar las normas, al entrenador, a los jugadores rivales y
a los árbitros. Aprenden a aumentar su confianza (porque de cada uno depende el resto del equipo), se crean lazos de ayuda entre ellos, se fomenta la colaboración, se promueve una mejor gestión del tiempo al
tener que estudiar o hacer deberes, les enseña a fijar metas, les
desarrolla habilidades como el pensamiento estratégico, la capacidad de
liderar, se les desarrolla pertenencia a un grupo con intereses y objetivos comunes, se les enseña a ser responsables y a cumplir con lo que uno se compromete y se comienza a desarrollar el hábito deportivo.
Entonces, desde mi punto de vista como padre, como entrenador y como coach deportivo, ¿qué ganas castigando a tu hijo sin entrenar o jugar? ¿tendrá más tiempo para estudiar? Posiblemente
sí, pero ¿usará ese tiempo para ello? Los expertos dicen que hay un
límite, que cada 45 minutos se debe dar un descanso, ¿entrenando a media
tarde en lo que les gusta y les motiva? Si tu hijo está muy
comprometido con el grupo, con su deporte, con darlo todo entrenando…
¿Qué mensaje le estamos dando si le quitamos, por ejemplo, el partido? ¿se ha esforzado? ¿ha cumplido con su compromiso? ¿crees que debería obtener su premio y apoyarlo el sábado en la competición? El día es sobradamente largo para
que dé tiempo a todo, sólo hace falta un plan de acción para que
organicen su tiempo, para que aprendan a hacerlo. Dejemos que
desarrollen su talento, que experimenten para encontrarlo. No digo que
vivan del deporte y menos del nuestro, aunque quién sabe s¡ algunos se
ganarán la vida con esto el día de mañana…ya sea jugando, entrenando,
arbitrando etc. Lo que sí creo es que esta forma de aprendizaje les puede aportar otras muchas cosas en su vida.
Nuestra educación está hecha para sacar personas en serie con un
pensamiento y habilidades comunes. Empecemos a dejar volar el talento de
las personas para que luchen por sus sueños. ¿Os
preguntáis que notas sacaban Rafa Nadal, Miguel Induráin, Michael
Phelps, etc…? ¿Y si sus padres hubieran coartado su talento por un par
de suspensos de mates? Lo que la sociedad se hubiera perdido…
Pensar que cuando castigáis a vuestro hijo, castigáis a todo el grupo: al
entrenador y a los padres que no lo hacen. Porque todos somos una gran
familia con la que nos comprometemos al inicio de la temporada y si un miembro de ella falla, todos lo sufrimos.
https://yolandacuevaspsicologa.wordpress.com
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