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EL BARCA APRENDE A SUFRIR

Resuelve el partido en el último cuarto, al que llegó en desventaja, y hoy jugará la final

El Barça aprende a sufrir
Fieles al guión previsto, el Caja Laboral y el Barcelona disputaron un choque rocoso y duro. Tanto Ivanovic como Pascual dispusieron un campo de minas en la cancha del Sant Jordi, por donde los jugadores de uno y otro equipo trataron de discurrir evitando daños. Más que atacar el aro rival, la consigna era proteger el propio. Hacerlo a toda costa, sin ceder un metro. Golpe a golpe. Cada batalla personal era importante para ganar la guerra que tenía como premio la final del torneo.
No suele pasar apuros. Acostumbrado a ganar sus partidos con una diferencia superior a los 15 puntos —así había sido en los últimos cuatro partidos de la Copa del Rey— el Barcelona tuvo que remangarse para lograr la victoria. Echó de menos a Juan Carlos Navarro, que se tomó el día libre y complicó la vida a sus compañeros. El capitán azulgrana, histórico ayer al convertirse en el jugador con más partidos disputados en la Copa del Rey, firmó un partido lamentable. Falló todos sus tiros de campo (9) y apenas anotó 3 puntos, fruto de su acierto desde la línea de tiros libres. La ausencia de Navarro no le sirvió al Caja Laboral, que ni aún así pudo llevarse la victoria del Palau.
Y eso que lo tuvo cerca el conjunto vitoriano, que llegó al último cuarto con una ventaja considerable (48-52) si tenemos en cuenta la igualdad predominante del encuentro, pero que se hundió en esos diez minutos en los que se suele distinguir a los buenos de los mejores. El equipo de Ivanovic, impecable hasta ese momento, se colapsó en ataque (solo anotó 5 puntos). Ni San Emeterio ni Teletovic, su sustento ofensivo hasta entonces, hicieron acto de presencia y al resto se le encogió la muñeca. Lampe, imperial en el inicio del partido, se disolvió con el paso de los minutos, mientras que Prigioni se quedó muy lejos de la versión que asombró en cuartos ante el Lagun Aro.
El que sí brilló fue Lorbek (26 puntos, con 4 triples). El esloveno puso la seda dentro de la dureza general del partido. Parece que flota sobre la cancha, pero cuando toca golpear, es el primero en aparecer. Él lideró el ataque final del Barcelona, que con un parcial de 11-0 (62-54, min. 37) enterró las opciones de triunfo del Caja Laboral y certificó la tercera final consecutiva para el club catalán.

Ficha técnica

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